LIBROS DE RECUERDOS

No había nada que me gustara más cuando era niña que ir a la casa de mi abuela y mirar todos sus viejos álbumes de fotografías. Fotos que había impreso y se había tomado el tiempo de colocarlas en un libro, etiquetarlas con nombres y fechas y reservarlas para los recuerdos. Todas sus fotografías, por supuesto, fueron tomadas en película, una época en la que la única forma de ver las imágenes era a través de impresiones físicas.

Ahora, es raro que la gente imprima sus fotografías o mucho menos las ponga en un libro. Si tenemos libros, todos están 100% impresos y eso nos quita ese tiempo especial que se tomó para elaborarlos a mano. Existe una diferencia al ver las impresiones en persona. Sientes la conexión con las fotos, la nostalgia y la creatividad que hay en el libro.

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Por eso quiero hacer álbumes de recortes para la gente con las imágenes que fotografío. Para garantizar que la nostalgia siga viva. Para garantizar que sigamos imprimiendo nuestro trabajo y viéndolo de una manera creativa y divertida para las generaciones venideras. Para que nuestros hijos (si decidimos tenerlos) y sus hijos puedan recordar quiénes éramos y en quiénes nos convertimos.